Sociedad Chilena de Cirugía Vascular y Endovascular

Dr. Albrecht Krämer: “Aunque Chile necesita más cirujanos vasculares, hay pocos centros hospitalarios donde formarse o ejercer la especialidad”

Dr. Albrecht Krämer: “Aunque Chile necesita más cirujanos vasculares, hay pocos centros hospitalarios donde formarse o ejercer la especialidad”
diciembre 5, 2022 Cecilia Atria Rosselot

Sobre la formación de cirujanos vasculares en nuestro país y otros temas, conversamos con el primer cirujano vascular reconocido como Maestro de la Cirugía Vascular Chilena.

Ante una concurrida audiencia al XXXIII Congreso Latinoamericano de Cirugía Vascular y Angiología, el Dr. Albrecht Helmut Krämer Schumacher (76 años, casado, 3 hijos) fue homenajeado y distinguido por la Sociedad Chilena de Cirugía Vascular y Endovascular, SOCHIVAS, como el primer Maestro de la Cirugía Vascular Chilena, a mediados de noviembre. Un reconocimiento que él recibió “con mucho aprecio y humildad, porque ciertamente hay otros que también lo merecen y no me cabe duda de que serán reconocidos en el futuro”, dice.

Titulado como médico cirujano en febrero de 1971, en la Universidad de Chile, partió después a Estados Unidos para obtener la especialidad de Cirugía General, en 1976, y la subespecialidad de Cirugía Vascular, en 1977, ambas en la Cleveland Clinic. Además, durante su residencia en cirugía general, realizó una pasantía de tres meses en la Universidad de Munich y Erlangen, en Alemania, en 1974. Con más de 100 publicaciones científico-médicas, que incluyen capítulos en libros, y participación como expositor en numerosos congresos de la especialidad, destacan también su labor como académico en la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, alcanzando el grado de Profesor Titular, y como cirujano vascular y endovascular, últimamente en la Clínica de la Universidad de Los Andes. Persona y profesional lleno de inquietudes, contribuyó a la formación de la Sociedad de Cirujanos Vasculares de Habla Hispana en Barcelona y de la Sociedad de Cirujanos Endovasculares de Latinoamérica, y en sus ratos libres, además del tiempo dedicado a su familia, juega golf, toca el piano y practica esquí en las temporadas.

Entre una y otra actividad que llena su agenda habitualmente, más aún tras este reconocimiento, conversamos esta entrevista:

  • ¿Qué significa para usted ser reconocido como Maestro de la Cirugía Vascular Chilena y ser el primero en recibir el honor de esta distinción?

Fue una gran sorpresa cuando en mayo el Dr. Cristián Salas (presidente de SOCHIVAS) me dijo que habían decidido otorgar este año, por primera vez, este reconocimiento. Ahora supe que la decisión se había ya tomado el año anterior y que debido a la pandemia no se pudo concretar. La Sociedad de Cirugía y las de otras especialidades ya entregaban este reconocimiento de Maestro en su especialidad, pero como SOCHIVAS es una sociedad todavía joven – tiene nueve años -, recién ahora, ya con cierta madurez, decidieron hacerlo. Que sea yo es, por supuesto, un honor, porque un maestro es alguien que sabe, que practica, que enseña y que comparte su conocimiento; entonces, probablemente este reconocimiento recayó en mí porque fui el primero que, con una formación completa de la especialidad en el extranjero, en los años ’70, me vine luego a Chile para practicar en mi país y abrir la senda de una carrera académica que hasta entonces no existía. Como era alumno de la Universidad de Chile, quise iniciar ahí mi trabajo, pero nunca se concretó; finalmente fue en la Universidad Católica donde hice toda mi carrera como académico.

  • En su trayectoria destaca su labor como formador de especialistas en Cirugía Vascular. ¿Cómo ve a Chile en esta materia respecto de otros países?

En los años ‘80 iniciamos un programa de formación de postgrado de dos años en la Universidad Católica, en la que hemos formado a más de 40 cirujanos vasculares, siete de ellos extranjeros, y hemos llevado a cabo también estadías de perfeccionamiento de dos a seis meses, enseñando no solo detalles de técnicas quirúrgicas sino también principios conceptuales de las enfermedades vasculares. En esta especialidad es muy importante observar las razones para practicar un procedimiento, vale decir las indicaciones quirúrgicas, y a su vez conocer las contraindicaciones de un procedimiento, es decir, cuando ‘no’ practicarlo. Debemos enseñar las terapias alternativas de manejo no quirúrgico y difundir el concepto de prevención para estas patologías: cigarrillo, colesterol, obesidad, diabetes, sedentarismo, etcétera.

Posteriormente, otros centros universitarios se han sumado a la Universidad Católica en la formación de especialistas, con lo cual se ha logrado establecer y reconocer la especialidad de un cirujano vascular en nuestro país. Es decir, estamos avanzando muy bien con la formación de cirujanos vasculares en Chile, y en Sudamérica nos observan con mucho interés.

Sin embargo, para las exigencias desde el punto de vista del sistema de salud pública, lamentablemente no hay suficientes cupos para la formación, y una vez completada la formación muchos colegas no desean desplazarse de los centros importantes de las regiones, que cuentan con la infraestructura básica, e ir a practicar en centros remotos y aislados.

Por otro lado, para una formación en el extranjero, en países angloparlantes o en Europa, existe la barrera idiomática y mucha gente no le ha dado importancia a este tema que ya es parte de un problema en la educación secundaria. También en algunos países piden aprobar muy exigentes exámenes de conocimiento y de alto costo, lo que es una segunda barrera.

  • ¿El problema de cupos que usted menciona es la principal barrera para la formación de los especialistas en Chile?

Un primer problema es que formarse como especialista es muy caro, porque toma mucho tiempo: siete años para formarte como médico general; para la especialidad de cirugía son otros tres años, y otros dos años más para la subespecialidad. O sea, son mínimo doce años, y en el intertanto la vida sigue, ya tienes treinta y tantos años, necesitas ponerte a trabajar, formar una familia, y todo eso tiene un costo que las universidades no pueden asumir. Hoy las becas de la especialidad se financian a través del Ministerio de Salud, lo que significa que después el becado tiene que dedicar dos o tres años equivalentes a devolver ese beneficio con su trabajo en algún hospital público.

Luego viene el segundo problema: en Chile no existen suficientes centros donde formar especialistas adecuadamente, porque no basta con tener un hospital, hay que tener gente con un buen nivel académico que pueda dedicar tiempo para la docencia, supervisar y formar al becado, y eso no se encuentra en todas partes. Tampoco uno es capaz de tomar diez estudiantes por año, a lo más dos. Entonces eso no cubre lo que Chile necesita, porque Chile necesita muchos más cirujanos vasculares.

Otro tema es que el cirujano vascular, cuando se recibe, tiene que ir a trabajar a centros donde haya una infraestructura adecuada para hacer cirugía vascular, y eso lo limita acá porque no en todas partes existe esa infraestructura instalada. Entonces, aunque el país necesita más cirujanos vasculares, no existen muchos centros hospitalarios donde estos puedan ir a ejercer la especialidad y ellos tampoco quieren trabajar en cualquier parte.

  • Relativo a lo mismo, ¿cuán importante es, a su juicio, el avanzar hacia una Ley de Especialidades para estimular la formación de especialistas en Cirugía Vascular?

Me parece de primordial importancia que se discuta a fondo este tema en el Congreso; lamentablemente en la actualidad el ente legislativo tiene otras prioridades.

A raíz de la pandemia por el COVID-19 se ha logrado la habilitación temporal de especialidades médicas, facilitando acomodar en el sector público, en todo el territorio nacional, a médicos que hayan obtenido su especialidad en Chile, o en el extranjero, aunque no hubieran acreditado la certificación de la especialidad o subespecialidad. El problema es que en eso se ha dado la contradicción de acoger a esta habilitación temporal a algunos médicos extranjeros que ni siquiera han aprobado el Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (EUNACOM), menos aún demostrado los conocimientos de un especialista.

Así, tenemos en la actualidad a médicos extranjeros practicando cirugía vascular en el sistema público, con un título de médico obtenido en el extranjero, pero sin acreditar ninguna especialidad y sin haber aprobado el examen del EUNACOM, lo que me parece una tremenda aberración, porque la especialidad debería acreditarse siempre con una formación adecuada y acreditada por los órganos colegiados apropiados y en forma seria. Y aunque esta es una habilitación temporal por solo tres años – hasta el año 2023 -, es muy posible que una vez completado este período temporal de habilitación, estos médicos se quedarán en los cargos obtenidos sin ser especialistas ni tener todos los conocimientos y aptitudes necesarias. Me parece una tremenda atrocidad; uno quisiera que toda la gente en cualquier parte del país pudiera tener la seguridad de tratarse con profesionales que le pueden asegurar un éxito en su intervención.

  • En su trayectoria también destacan más de un centenar de publicaciones científicas, cómo autor o coautor. ¿Cómo es hacer investigación científico-médica en nuestro país?

En Chile se realiza investigación científica, pero todavía muchos centros no lo hacen y no comunican sus resultados, lo cual sí es una exigencia en algunos países más avanzados. Una tarea importante para un centro académico es revisar constantemente sus resultados – los buenos y los malos – y darlos a conocer mediante publicaciones científicas periódicas; eso para el público general es también muy importante y debería ser una exigencia, porque no por ir a una clínica o a un hospital que se ve muy bonito por fuera, al paciente le va a ir bien; hay que demostrar conocimientos y resultados. Con estas publicaciones se crean pautas terapéuticas que quedan escritas y sirven para comparar resultados de una técnica con otra. Es mediante publicaciones científicas en revistas con un conocido factor de impacto, reconocidas por pares y revisadas por comités editoriales, que uno puede dar a conocer lo que está haciendo. Solo así se logra avanzar en el conocimiento de la especialidad y avanzar con nuevas ideas para las generaciones futuras. En internet en cambio, yo puedo dar a conocer cualquier cosa, sin valor de peso, y muchas veces eso no es más que publicidad con poca ética o lo que denominamos fake news. El Dr. Google no puede discriminar estas noticias.

Respecto a la investigación científico-médica, hemos tenido la oportunidad de participar en el desarrollo de una serie de dispositivos médicos que se implantan en el sistema circulatorio. A través de contactos internacionales hemos sido invitados a participar en varias experiencias clínicas, incluso con procedimientos novedosos utilizados por primera vez en humanos, tras la exitosa etapa en bancos de experimentación. Todo esto con auspicios de la FDA de EE. UU. y aprobados por el Comité de Ética de la Universidad Católica y de las autoridades del sistema de salud local. Hemos seguido la lógica de la experimentación científica y obtenido resultados iniciales, algunos luego fueron mejorados para obtener una respuesta más satisfactoria y, a la larga, algunos de estos dispositivos son utilizados actualmente en la práctica diaria de la especialidad y los conocimientos iniciales fueron obtenidos en Chile. Otros en cambio fueron eventualmente abandonados.

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